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María Castillo

MARIA CASTILLO

El neofigurativismo de María Castillo se pinta de colores orgánicos, los cuales proceden de la tierra mexicana con hojarasca, así como de una enorme variedad de plantas. Esa exuberancia natural es también cuerpo desnudo de mujer en movimiento, en sensuales frutos, en dualidad con los árboles y en expresión máxima de la fertilidad. De tal manera, sus seres femeninos se fusionan con la espesa vegetación para mostrarnos una serie de interesantes simbolismos surrealistas. Asimismo, en sus abstracciones se aprecia ese organicismo de la naturaleza femenina en dinámicos círculos. Por su parte, sus esculturas exploran desde un erotismo apasionado, hasta la relación con el otro.

En cuanto a sus paisajes, estos son más bien tenues en formas y coloridos, como visiones oníricas, impregnadas de bruma, que se borran al despertar. Entre sus escenas destacan lo campirano, lugares pintorescos, los volcanes y el valle de México. Lo mismo con sus murales y vitrales, de claras mitologías indígenas e iluminados pasajes históricos de nuestro país. Sor Juana y sus características mujeres también figuran en los muros y vidrios de su autoría. Por otro lado, en sus vitromosaicos florece toda clase de vida, al igual que en sus bioconstrucciones de barro y materiales reciclados. Por último, su arte objeto nos hace reflexionar sobre el tiempo y la humanidad deshabitada. 

Sin duda, es una artista polifacética con un estilo muy propio.

 

 

 

 

ADRIANA CANTORAL

CRITICA DE ARTE

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